Las redes sociales son un fenómeno moderno que ha transformado la forma en que nos comunicamos, compartimos información y, en muchos casos, nos entretenemos. Sin embargo, también han dado lugar a un fenómeno curioso: la viralización de ideas que, a primera vista, parecen absurdas o carentes de sentido. Un ejemplo reciente y claro de esto es la piña boca abajo en Mercadona, un concepto que se ha vuelto viral en las redes sin razón aparente, pero que ofrece una visión fascinante de cómo funcionan estas plataformas. En el siguiente enlace, puedes leer un artículo sobre los efectos de la viralidad de las redes sociales
¿Qué es lo de la piña boca abajo del Mercadona?
Todo comenzó con un video en TikTok, donde un usuario afirmaba que llevar una piña boca abajo en el carrito de la compra en Mercadona (una popular cadena de supermercados en España) era una señal secreta para ligar. Aunque esta idea no tenía ningún fundamento real, la broma fue lo suficientemente curiosa y llamativa como para captar la atención de muchos usuarios en las redes.
Pronto, la piña boca abajo se convirtió en un fenómeno viral. Personas en España y en otros países comenzaron a compartir fotos y videos en los que se veían piñas colocadas boca abajo en los carritos de la compra, todo como parte de la broma. Pero, ¿cómo puede algo tan trivial y sin sentido propagarse tan rápidamente y alcanzar a tanta gente?
La naturaleza del contenido viral
El caso de la piña boca abajo en Mercadona no es único. Las redes sociales, especialmente plataformas como TikTok, X (antiguo Twitter), e Instagram, son ambientes perfectos para la propagación de ideas virales. Pero, ¿qué hace que algo se vuelva viral?
La respuesta no es tan sencilla, pero algunos factores clave son:
- Simplicidad y humor: Las ideas que se vuelven virales suelen ser simples y fáciles de entender. En el caso de la piña boca abajo, la idea es fácil de captar: un gesto cotidiano como colocar una piña en un carrito se convierte en algo cómico y absurdo cuando se le da un significado oculto. Además, el componente humorístico es crucial; la gente disfruta riéndose de lo absurdo, y compartirlo amplifica esa risa.
- Relatabilidad: Muchas personas encuentran divertido involucrarse en una broma que parece inofensiva y fácil de replicar. Al ver a otros usuarios participar, la acción de colocar una piña boca abajo se convierte en una especie de broma colectiva. No se necesita un gran esfuerzo para participar, lo cual lo hace aún más atractivo.
- El efecto de imitación: Las redes sociales funcionan bajo un principio de imitación. Cuando vemos a alguien haciendo algo que recibe atención, nos sentimos tentados a hacer lo mismo para ser parte de la tendencia. Es el efecto “me too”, donde la gente se sube al carro de lo que está de moda para sentirse incluida.
- El poder de las comunidades online: Las redes sociales no solo conectan a amigos y familiares; también crean comunidades de intereses comunes, por más raros que sean. Cuando una idea como la de la piña boca abajo empieza a ganar tracción, las comunidades la amplifican. Los usuarios de TikTok que están buscando entretenimiento absurdo encuentran en esta idea una manera de pasar el tiempo y la comparten, creando un ciclo de retroalimentación que alimenta la viralidad.
- El algoritmo de las plataformas: Este es quizás el factor más técnico, pero es importante entender que las plataformas de redes sociales están diseñadas para maximizar el tiempo que pasamos en ellas. Los algoritmos detectan rápidamente qué tipo de contenido está siendo compartido, comentado y vuelto a ver con frecuencia, y lo impulsan aún más. En el caso de la piña boca abajo, una vez que el video original comenzó a ganar popularidad, el algoritmo de TikTok lo empujó a más y más personas, facilitando su propagación.
¿Por qué nos atraen estas ideas?
Es fácil reírnos de algo tan trivial como la piña boca abajo, pero detrás de esta risa hay un aspecto humano más profundo. Nos atrae lo absurdo porque rompe con la monotonía de nuestras vidas cotidianas y el aburrimiento. En un mundo donde las noticias serias y preocupantes a menudo dominan nuestros feeds, una broma sin sentido es un respiro bienvenido. Además, participar en una tendencia viral, por más tonta que sea, nos da un sentido de pertenencia a un grupo más grande. Es una forma de conectarse con otros, de sentir que estamos «en la misma sintonía» con la cultura digital del momento.
Reflexión final (y personal)
El caso de la piña boca abajo en Mercadona me ha hecho reflexionar sobre la absurda necesidad que tienen los mal llamados «influencers» de llamar la atención, de hacer todos, al mismo tiempo la misma tontería. No estoy diciendo que no me parezca divertida la idea, pero es que, por cada 10 vídeos que ves en redes sociales, 9 son haciendo la misma broma. No hay originalidad ni tampoco la intencionalidad de hacer reír, únicamente intentan aprovechar un tema viral para conseguir más visualizaciones, más clicks y nada más les importa y es que, en un mundo donde los ‘me gusta’ se han vuelto más valiosos que los abrazos, muchos influencers están cambiando, a cualquier precio, la calidez de la cercanía por la fría cifra de seguidores virtuales.